no han llegado a los cuarenta, pero casi todas tienen ya dos hijos, conducen grandes coches y sus esposos llegan tarde a casa. algunas trabajan, otras no, otras a media jornada, pero encuentran tiempo para reunirse, para tomar café juntas, aunque tampoco son amigas. acuestan a los niños, preparan la cena para los invitados, hablan con sus madres. no todas esperan lo mismo de la vida.
con sus maridos se abrió una brecha, los hijos no aparecen idealizados, cada vez cuesta más todo, pero son mujeres, siguen adelante. ellas no aparcan sus vidas, a lo sumo se cortan el pelo o se compran algo violeta.
escuchamos sus voces, alguna piensa que tampoco fueron ellas quienes cambiaron el orden establecido, otra sabe que se ha equivocado porque no tenía otra opción, en realidad ninguna se siente satisfecha.
rachel cusk nos ofrece a sus personajes, deja en nuestras manos el juicio, aunque deberíamos ser condescendientes, podríamos actuar como ellos en una próxima función: "sabes una cosa se había convertido últimamente, Maisie no sabía por qué, en una muletilla de Dom, e indicaba que estaban de nuevo representando su obra".
lunes, marzo 31, 2008
domingo, marzo 30, 2008
en la consulta todavía queda una fotografía de ambos, en bañador, tirados en la arena un día de playa. recoger los recuerdos es un trabajo lento, cualquier objeto pesa más que de costumbre. terminas sentándote, quizás vuelvas mañana, con alguien, no ha sido buena idea acercarse solo.
todo cambia con la muerte, incluso intentas no rayar el marco de plata al guardarlo. entonces comienzas a echar de menos su voz pidiéndote cuidado con sus cosas, justo cuando ya lo tienes.
todo cambia con la muerte, incluso intentas no rayar el marco de plata al guardarlo. entonces comienzas a echar de menos su voz pidiéndote cuidado con sus cosas, justo cuando ya lo tienes.
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