jueves, septiembre 23, 2010

metro y carmín

una vez más cazo una conversación, de esas que deberían escuchar los ministros, en este caso la titular de igualdad, para recomendar el metro como fuente de contacto con la ciudadanía*, más allá del twitter.

las protagonistas eran dos chicas, de veintipocos, que hablaban sobre sus novios. una lo había dejado, aunque le seguía viendo; la otra estaba aburrida, pero aún continuaba. entre las frases que reproducían de sus parejas una de ellas (la del ex) ha lanzado la siguiente: "me dice que parezco una puta pintándome los labios con carmín rojo; pero luego no veas cómo le gusta que le coma la boca."

esta misma chica también ha comentado que su ex no soportaba verla con tanga en la playa, y eso que no le gustaba hacer topless, ha puntualizado; mientras que la otra sí ha reconocido que lo hace, pero cuando está sola porque a su novio no le parece bien.

cuando subí en diego de león me asombró su desparpajo, un desparpajo, cuando me bajé en legazpi, propio de quien contesta sin rebelarse.

contestar sin rebelarse, como todos, pero ellas de cerca.


*consigna no populista

jueves, agosto 12, 2010

desaprender

ahora que el premio de redacción de coca-cola vuelve a ocuparme, esta vez como encargo de trabajo, recuerdo el día que salí por esta puerta con el borrador del texto que no me atreví a enseñar a mi profesora.



ella, profesora de lengua, me había seleccionado, junto a otros dos compañeros de distintas clases, para participar en el concurso de aquel año. me acompañó mi abuela, creo que era viernes. debíamos escoger entre dos temas y podíamos tomar cuantas cocacolas quisiéramos mientras escribíamos. me levanté sólo una vez, y me costó también decidirme por el asunto. al final me decanté por el más complejo -la economía familiar, si no recuerdo mal- y primero redacté un borrador para después pasarlo a limpio.

no me convenció el resultado, lo supe nada más entregarlo, así que fingí habérmelo olvidado en la mesa de aquella sala en aquel edificio y, cuando mi profesora me lo reclamó el lunes, coló la mentira. de mí se fiaba. sin embargo, lo llevaba en el bolsillo trasero del pantalón, bien doblado, quizás por si me arrepentía a última hora y confesaba. no fue así.

y entonces la imagen: en la que aparezco desdoblando la hoja mientras salgo por esa puerta y subo la calle, leyendo de nuevo un texto que cada vez me gustaba menos y del que me arrepentía tanto que me prometí no vería nunca nadie.

lo tiré.

recuerdo los tachones en aquel papel cuadriculado. la sensación de oportunidad perdida. nunca había entregado nada de lo que no estuviera seguro. no lo volvería a hacer. toca romper la regla.

miércoles, agosto 11, 2010

repetir, recapitular

leo a mankell por primera vez, en bolsillo, y compruebo que cada título de la serie de su famoso detective lleva en el lomo una de las letras de su nombre: w-a-l-l-a-n-d-e-r. desde la biblioteca de los jóvenes castores nunca pensé que me animaría a completar una colección.

eso fue hace tiempo y, ahora que con el rabillo del ojo miro el amistoso de fútbol, recuerdo que en uno de esos libros de disney venían las equipaciones de las selecciones de distintos países. me fascinaban aquellas páginas, quizás nunca he abierto tantas veces un libro por el mismo sitio como lo hice con aquel tomo, pero ya conocen el gusto por la repetición de los niños.

y también conocen ese recurso, el de la recapitulación, que los novelistas usan para que no perdamos el hilo fundamental de la trama. el hombre sonriente es ejemplo de ello.

hoy, en una jornada monótona, retengo sus verbos: repetir, recapitular. y pienso que sólo un diario despeja la monotonía de los días, y que sólo un diario es capaz de conservar el material que usaremos para hacer balance cuando de verdad ya nada ocurra, salvo el recuerdo.

viernes, junio 25, 2010

94 (1)

ambición es palabra de tango, un concepto narrable por su atractiva seguridad de inicio, su lenta enumeración de máculas y un cierre en caída, con tanto rencor como nostalgia.

¿carecerán las virtudes de discurso?

viernes, abril 16, 2010

fragilidad

finalmente no he sabido migrar, no he tenido paciencia y este blog se ha quedado sin parte de su memoria, sus comentarios.

ahora toca construir una nueva.

miércoles, abril 14, 2010

el americano tranquilo, greene



tranquilo o impasible, el americano de greene es uno de los lados del triángulo que completan fowler, periodista británico; y phuong, la vietnamita frente a la que ambos demuestran no sólo su manera de poseer, sino su idea sobre el país.

la novela es un largo arrepentimiento que comienza y acaba con un señuelo policiaco, y transcurre en medio de una guerra que termina y otra que despunta. el libro no se detiene, y a esta acción se suman diálogos vivos y escenas bien definidas, para que no cabecee quien madrugó.

pero también, o sobre todo, es ideológica, no ya por esas charlas sobre el colonialismo o la democracia, sino por el enfrentamiento entre los dos caracteres, idealista y cínico, que definirían a los protagonistas, pese a los matices.

trama de ideas con indochina de fondo.

miércoles, abril 07, 2010

comentarios

sí, un día de estos pagaré y volverán sus comentarios. una pena mi dejadez o mi ignorancia, me sabría mal que se hubieran perdido.

no obstante, utilicen el sistema nuevo y vamos probando.

ah, y si les apetece verme la cara, aquí tienen mi versión en cientocuarenta.

tengo ganas de contarles.

domingo, marzo 21, 2010

95 (1)

"La de pequeñeces que nos salvan, la cantidad de rutinas que nos liberan de tomar decisiones. Nunca hubiera sabido qué hacer con más tiempo."

domingo, febrero 21, 2010

96 (1)

llegará el joven cinéfilo y me corregirá, pero creo haber escuchado hoy a von sydow la misma reflexión que don draper comenta aquí, o cómo nostalgia en griego significa literalmente el dolor de una vieja herida.

sábado, febrero 20, 2010

97 (1)

rebelarse como lo hace el hombre del traje gris, con esa media voz, casi nunca seguro pero decidido llegado el momento, es la única manera que una persona corriente tiene de corregir la vida: a trompicones.

viernes, febrero 19, 2010

basta muy poco

hoy he tenido dos conversaciones importantes, con el peluquero y con un tipo majo que me llamó para tomar café.

el peluquero conocerá este fin de semana a los padres de su novia. ellos se oponen a la relación que llevan. él intenta demostrales que detrás de todo no están los papeles, que ya los tiene, sino que se ha enamorado. pero los padres desconfían de un hombre nueve años mayor que su hija, cubano y ya divorciado. la chica vive con ellos, pero ha decidido marcharse con él. me lo ha contado todo mientras me aplicaba un dos con la maquinilla, y ha terminado enseñándome su foto, guarda varias en el móvil, como antes se guardaban en la cartera.

el tipo majo quería conocerme, un asunto laboral. digo que el tipo es majo porque hace semanas se comprometió a tomarse un café conmigo cuando pasara por madrid. oigan, que yo no soy el redactor más buscado de este país. está bien, no ha venido expresamente para verme, pero que alguien cumpla lo escrito y, además, tenga la amabilidad de no hacerte sentir incómodo, pues es para llevarse una buena impresión, ¿no? el asunto es complejo, por mi parte estoy dispuesto a arriesgarme, y honrar así a mi abuela con su dicho de que la vida es para los valientes, pero no depende sólo de mí.

basta escuchar a las personas para demostarles interés, basta que muestren interés para que te caigan bien.

el té ya está frío, pero merece la pena ordenar otro viernes inesperado.

sábado, febrero 13, 2010

esta vez el carnaval se anticipó una semana. he tocado fondo. quizás el lunes todo cambie, dependerá de un acuerdo.

sin embargo, durante cinco días he vivido la situación laboral más absurda de mi vida. y como tal terminó: el viernes dije que salía a comer y no regresé. ya en mi casa envié un correo. no hacía falta resolver nada, la oferta no incluía contrato.

el porqué de mi aceptación inicial, de mis horas de trabajo durante el lunes, martes, miércoles, jueves y viernes, el viernes sólo hasta mediodía, estuvo motivado por la desesperación y la esperanza. diagnóstico: ceguera.

ahora podría decir que me levanté por dignidad, que tras comprobar qué me esperaba volvió la cordura, pero no. me levanté y me fui porque tuve la necesidad física de hacerlo. durante la hora previa a mi marcha me quedé paralizado delante del ordenador, estupefacto, ¿qué hacía yo allí? cuando llegó la hora me despedí como siempre, hasta luego, bajé las escaleras, salí a la calle y sólo cuando me vi en la acera recuperé el buen cuerpo. supe entonces que no volvería.

mientras caminaba hacia el metro recibí una llamada. fue una coincidencia, el lunes comprobaré si una coincidencia feliz, o menos alegre. el matiz importa. algo positivo es, no sé si bastará.

da igual cómo sea, sólo invoco una palabra: temple.

domingo, enero 24, 2010

sábado, enero 23, 2010

99 (1)

he comenzado romanzo criminale, la serie, que también hay libro y película. la historia de unos delincuentes que pretenden hacerse con el poder en roma, allá por los setenta. delincuentes de barrio con ambición y, detrás de ellos, un inspector de policía etiquetado de comunista.

guardo dudas respecto a ciertos detalles del guión, esos pequeños encadenamientos de la historia que fijan la credibilidad de una trama, pero me gusta la recreación del ambiente y el perfil de los protagonistas. además, la italia de la época es interesantísima, con poco que muestren me conformo.

pero el tema no es la serie, sino la utilización del contraste como recurso formal, esa fórmula que construye antagonistas o diferencia planos sociales, por ejemplo, y que se basta de un par de canciones para entrar en escena.



y la coda, a modo de reflexión: sin filtraciones mutuas los contrastes en el tiempo resultan planos. veremos cómo evoluciona dandi.