martes, marzo 28, 2006

el pecho.philip roth. versión citas

por supuesto que recomiendo su lectura, qué recomendador sería si no lo recomendase. de nuestros autores hay que hacer siempre los deberes. yo tengo atrasados, pero esta vez no cabían excusas: noventa páginas y de tres a cuatro sin jefes.
ya saben, un hombre que se convierte en un pecho femenino:

Mi piel es suave y juvenil, y sigo siendo de "raza blanca". El color del pezón es rosado. Esto último se considera peculiar, puesto que en mi encarnación anterior era muy moreno. Como le dije al endocrinólogo que hizo esta observación, me parece menos peculiar que otros aspectos de la transformación, claro que yo no soy endocrinólogo.


de sexo, de locura, de la monstruosidad, de médicos, de pacientes, de enfermeras. hagan juego.


unas cuantas citas más, de pasada:

Si la excitación se produce siempre al mismo nivel, sin aumentar ni disminuir de intensidad una vez que ha comenzado, ¿qué diferencia hay en que la experimente durante quince minutos en lugar de treinta? ¿Qué diferencia hay si dura tan solo un minuto?

Que se me niegue el placer en esta situación... ¡eso sí que es grotesco! (...) ¡En cambio me impide que consiga lo que deseo! ¡En cambio estoy aquí tendido y soy juicioso! Y en eso radica la locura, doctor... ¡en ser juicioso!

Cuando era estudiante y luego profesor (...) o bien aprendía o bien enseñaba. Pero ahora las responsabilidades han quedado atrás; por fin puedo limitarme a escuchar.

Nada de delirios, y sobre todo delirios de grandeza.
Pero si no grandeza, ¿qué te parece humillación? ¿Qué te parece depravación y vicio? Podría ser rico, ¿sabes?, podría ser rico, célebre y delirar de placer el día entero.

el pecho. philip roth. versión libre.

un hombre que se convierte en un pecho femenino tiene que signifcar algo, y más si se convierte en un pecho después de que años antes un hombre ya se hubiera transformado en un insecto. comienzas a leer con la guardia bien alta, empiezas a interpretar, tus versiones cambian, no, se acumulan, vaya, empiezas a confiar más en una segunda lectura, quizás en una lectura comparada. pero tú quieres terminar, ya queda menos (en realidad se tarda poco), y conocer de qué va esto, de qué nos habla, porque un hombre que se convierte en un pecho femenino tiene que significar algo ya tan sólo con una primera lectura. acabas. no te decides.

desde que tengo blog opino menos. o más bien, no sé qué opinar. será pasajero.

del comunicado de una banda terrorista que declara un alto el fuego, o como un hombre se convierte en un pecho femenino.

viernes, marzo 24, 2006

el día que

doctor j. aprobó su oposición. varios años y, por fin, ya es nuestro economista.

hay días importantes, los hemos llamado así para dar consistencia a nuestros recuerdos. mejor con un nombre, pensamos: el día que.

y entre tanto día señalado se nos escapan los cotidianos, que no lucen pero que cuentan. entonces mi pensamiento se contradice:

- tanto valor como el día que tiene la espera, y tanto más el día siguiente. la importancia de un día no tiene sentido aislada.

versus

- un día ni quita ni da sentido al resto.

eso sí, al final todo se deja atrás. vendrán otros desvelos, acompañados de más satisfacciones.

felicidades, doctor j.

lunes, marzo 13, 2006

mundos




el niño (13, 14 años) quiere leer una novela policiaca, pero nada que sea con envoltorio juvenil.
la madre quiere que el niño lea una novela policiaca moralmente correcta, en donde se distinga con claridad a los buenos de los malos.
mientras pienso en alguna opción más le ofrezco el curioso incidente del perro a medianoche. no sé, me parece que puede ser lo más accesible para su edad si quiere descartar los juveniles, y creo que no puedo caer en el índice de libros prohibidos.
me pregunta por el argumento, se lo indico. antes de que la lea yo lo haré, me comenta. empieza a revisarla. no, esta no me la llevo porque he visto una palabrota. y mueve la cabeza negando. comienza a bajar las escaleras y sherlock holmes, ahora caigo, queda para mejor ocasión.

por la noche tenemos entradas para ver el espectáculo de leo bassi, revelación. una crítica al monoteísmo, y en especial al cristianismo, con poca altura en los argumentos y ante un público al que no tiene que convencer. parecía un mitin. con un final demasiado naturo-espiritual para tanta defensa racionalista, lo mejor se da cuando reconoce sus incoherencias (o dudas) como esta última, o la apostilla al final de un vídeo donde se observan las imágenes de filósofos como sócrates, descartes o voltaire, y en la que también se destaca a mao tse tung: no está de acuerdo con que aparezca, aunque la justificación de por qué sigue estando ahí no resulta muy creíble. en cualquier caso, los malabares con los pies dando vueltas a un piano de cartón piedra es lo mejor del espectáculo. bueno, y con alguna de sus bufonerías puedes reirte.

mundos.

martes, marzo 07, 2006

qué pasa

antecedentes: el último medio de transporte que cojo para llegar a mi trabajo es un autobús que suele circular por calles estrechas. hace unas semanas, dos o así, el conductor tuvo que parar porque en medio de la carretera se había parado un coche. no guardaba doble fila, se había parado porque sí. en cuanto pasaron tres minutos en esa situación, y en vista de que no sucedía nada, decidí bajar. llegué donde estaba el chaval, ahora lo veía, bajó la ventanilla y le pregunté qué hacía allí, que si por favor podía retirarse porque estaba impidiendo el paso. él me contestó que se iba a quedar parado y que quien tenía que dar marcha atrás era el autobús.
no sé conducir, no conozco las normas de tráfico, pero el conductor del autobús, que había bajado antes que yo, le argumentaba el porqué de su preferencia. el chico ni se inmutó. detrás de mí llegó una chica, que directa al tajo insultó al chico del audi (cuattro). y empezó el follón. el tipo no se cortó ni un pelo y si bien repetía que nos pedía disculpas no daba su brazo a torcer y encolerizado empezó a responder a todo aquel que llegaba y le pedía explicaciones. al poco tiempo se paró otro autobús, el que venía en la otra dirección y poco más tarde uno nuevo desde la dirección del nuestro. tres autobuses parados, unas setenta u ochenta personas que tenían que llegar a su casa o al trabajo, todas esperando a que el niñato (ya había adquirido esa consideración entre todos los viajeros) se moviera. no sé si alguien llamó a la policia, él comentaba que lo había hecho, que se iba a quedar hasta que llegara y le dieran la razón.
no lo hizo.
al final, después de media hora o así, retiró el coche, y mientras avanzaba no me quedó otra que gritarle qué poco le había durado el orgullo, media hora, eso te ha durado el orgullo. sacó la cabeza de la ventanilla me miró y, desafiante, me dijo que ya nos veríamos y que me iba a enterar.
hoy, mientras esperaba el autobús, el mismo autobús, me ha visto desde su coche, ha vuelto a sacar la cabeza por la ventanilla y me ha gritado ahora qué, en plan malote. ha doblado la esquina y desaparecido, pero a los pocos minutos ha vuelto a aparecer, a pie, por esa misma esquina. no me he movido y él ha llegado hasta mí, hasta llegar a poner su cara delante de la mía. y ahora qué, me ha repetido, ahora qué. qué pasa.
qué pasa.