sábado, mayo 20, 2006

pandear, alabear, viciarse

quien no tiene tragedias tiene vicios. quien no pena, peca. y no me entiendan mal, sin dios también se peca. pero, ¿por qué tragedia o vicio?
dudo que se pueda considerar como vicio algo compartido, necesita ser solitaria la satisfacción, la condena. hermética. las tragedias se hacen públicas, los vicios permanecen ocultos. fíjense, cuando se dan a conocer los vicios se destapan, algo se pudre dentro. me dirán que condeno los vicios, no. sólo quiero dejar claro de qué hablo: la lectura no es el vicio de este post. repito, permanecen ocultos, no es posible confesarlos. también sin dios. y sin embargo las tragedias, las tragedias se viven, se cuentan, y no se superan o sí, pero se conocen, te cruzas con ella y das con el codo en el hombro de quien te acompaña.
bien, puede que ni tragedias ni vicios. es cierto. dos extremos entre el sufrimiento compartido y el soportado solo. ¿pero no era una satisfacción? eso dijiste. y una condena. necesitas alimentar la satisfacción, que te vive, eres para ella. la tragedia se te impone. salirse de uno mismo siempre es más difícil que cruzar cualquier desgracia, aunque no la cruces estás en ello. no es peor un vicio que una tragedia, no es cuestión de preferir nada, sólo quería oponer el distinto rastro que dejan. quizás me vendí a la moral. por cierto, gran lope, quien lo probó lo sabe. cambien amor por vicio.

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