martes, julio 18, 2006

la calma

me gustaría pensar mal de mí sólo por escrito. nunca me hago daño al leerme. puedo sentirme ridículo al cabo del tiempo, o comprobar que he cambiado de opinión, sonreir con nostalgia por mis errores, pero siempre soy benevolente conmigo.
no puedo decir lo mismo de mi actitud mientras me escucho. cuando me recrimino en voz alta pronto se precipita mi caída. y me pateo. nadie piensa peor de mí que yo cuando me oigo criticarme. termino por callar, de repente, para impedirme la siguiente barbaridad.
quéjate, me dicen. bien, pero por escrito.

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