y sí, seamos tan libres para emocionarnos, como para reconocerlo. importa con qué. y cómo expresarlo. pero antes permitámonos sentir, cuanto antes permitámonos equivocarnos en nuestros gustos, ripiosos, superficiales. que ya vendrá la historia (de la literatura, por ejemplo) a enseñarnos más vergüenzas.
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