lunes, octubre 15, 2007

con la música ocurre en más ocasiones. es complicado apartar la sintonía del momento. quién se resiste a cruzar un país con tres amigos a bordo y no acompañar el viaje con varios discos de fondo que se convierten, en el precipitado espacio de un coche, en un elemento más del recorrido, del recuerdo, al fin, que sin presente que nos convenza toma posición cuando vuelves a escuchar. escuchamos que vivíamos. la emoción de lo ridículo pide clemencia.

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