un pretexto más que una novela. un libro que cuenta la vida de carvalho como agente de la cia, entre una familia kennedy un paso más allá de la ficción, pero que le sirve también a vázquez montalbán para defender a baroja, concluir que los países que se pusieron a la cabeza de la revolución industrial son los conductores de la historia o simular un discurso presidencial del que bien podría tomar notas favreau.
la última parte del libro descubre la trama, añade la clave negra de la novela, si queremos llamarlo así, mientras todo lo anterior, tras un comienzo casi de ciencia ficción que descoloca, es una sucesión de estampas, situaciones, que retratan al protagonista, un descreído a sueldo, a la vez que trazan una imagen esperpéntica de un presidente norteamericano y su corte, quién sabe si superada por la realidad.
luego está el sentimentalismo. quizás no es la palabra, me refiero al valor de añadir al dibujo de un personaje con pistola sobaquera reflexiones de héroe melancólico, como que "no es cierto que cualquier paisaje sea propicio para una despedida, cualquier melodía propicia para el recuerdo". ha sido esa cercanía, esa otra historia de amor que una vez fue revolucionario, la que también me ha mantenido atento, pendiente. entre salones de palacios suspendidos en el aire, el recuerdo de discusiones pasadas transmite la cercanía justa para convertir a un agente doble en una simple persona, con sus vilezas.
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