hoy he tenido dos conversaciones importantes, con el peluquero y con un tipo majo que me llamó para tomar café.
el peluquero conocerá este fin de semana a los padres de su novia. ellos se oponen a la relación que llevan. él intenta demostrales que detrás de todo no están los papeles, que ya los tiene, sino que se ha enamorado. pero los padres desconfían de un hombre nueve años mayor que su hija, cubano y ya divorciado. la chica vive con ellos, pero ha decidido marcharse con él. me lo ha contado todo mientras me aplicaba un dos con la maquinilla, y ha terminado enseñándome su foto, guarda varias en el móvil, como antes se guardaban en la cartera.
el tipo majo quería conocerme, un asunto laboral. digo que el tipo es majo porque hace semanas se comprometió a tomarse un café conmigo cuando pasara por madrid. oigan, que yo no soy el redactor más buscado de este país. está bien, no ha venido expresamente para verme, pero que alguien cumpla lo escrito y, además, tenga la amabilidad de no hacerte sentir incómodo, pues es para llevarse una buena impresión, ¿no? el asunto es complejo, por mi parte estoy dispuesto a arriesgarme, y honrar así a mi abuela con su dicho de que la vida es para los valientes, pero no depende sólo de mí.
basta escuchar a las personas para demostarles interés, basta que muestren interés para que te caigan bien.
el té ya está frío, pero merece la pena ordenar otro viernes inesperado.
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