desde luego hay que salirse de uno mismo, y steiner y ladjali apuestan por la escuela como el lugar donde intentarlo. elogio de la transmisión, esos pequeños bicolores de siruela.
el resultado de una experiencia con un grupo, dos, de estudiantes adolescentes, en un barrio marginal francés, es el origen del libro. la profesora les enfrenta a un reto: la creación de un poema. las referencias para construirlo: escritores clásicos. el segundo año lo mismo pero con teatro, una versión contemporánea de edipo. ella, con el poemario en mano, se cartea con steiner, quien fascinado por tal locura hasta decide prologar en su momento ese trabajo de los chavales convertido ya en libro.
repito, desde luego hay que salirse de uno mismo, aunque no sé si como experiencia ésta es una excepción o se podría proponer como método. que ellos se acerquen: el estímulo de lo nuevo, de lo desconocido, de la dificultad. o la incomprensión, el pragmatismo, la pereza.
y en el diálogo apuestan por la memorización (de clásicos, claro, no de apuntes), la secundaria como el momento clave (en la educación de una sociedad), el entusiasmo al enseñar, el aprendizaje de otras lenguas, la importancia de las ciencias pero también lo importante de la gratuidad del lenguaje de la poesía, sin otro compromiso que el tener que escribirlo (en palabras de ladjali que recoge la opinión de steiner)
doblo esquinas donde marco frases que después no tengo tiempo de anotar, ni paciencia. salvo una: "la conjunción si es capaz de modificar, de recomponer, de poner radicalmente en duda, e incluso de negar el universo, tal y como hemos decidido percibirlo". las resonancias de la gramática.
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