desde hace unos días he recuperado un proyecto que imaginé en el instituto. allí propuse a un amigo crear un cómic. el dibujaría, yo escribiría la historia. no llegó a funcionar por falta de voluntad. de ambos, supongo.
esta semana he ido anotando ideas durante las horas de metro. más que sobre la historia, de la composición. de cómo contar varias escenas, presentar un par de textos en el dibujo, o disponer algunas continuidades. imagínense los garabatos, por supuesto yo no dibujaría ni una línea.
todavía es insuficiente para creérmelo, sí, y aunque por ahora atravieso esa fase de "para algo servirá aunque no termine en nada" también es cierto que desconfío bastante de mí. por eso mañana, nada más levantarme, y eso es muy pronto, someteré la idea al juicio matutino. el juicio matutino es inapelable. nada que no merezca la pena continuar se sostiene cuando posas los dos pies en el suelo antes de levantar el culo de la cama y te preguntas: ¿sigo adelante?
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